viernes, 15 de febrero de 2008

SIMÓN ZAVALA GUZMÁN - GRAFÍAS


De esa batalla se erigen estos textos, como residuo y alquimia de una desesperación «vallejiana», como la voz del ciudadano de un mundo donde la palabra es elegida como único salvoconducto al conocimiento y la supervivencia. En el viaje dantesco que estas Grafías dibujan, triunfantes, un destino explícito de augur se despliega. Manchado por los humores que hieden, en un eco de ese tiempo de los asesinos que nombrara Rimbaud, el vaticinio es visión, sueño, deseo en lucha con la ceguera y la frustración, un momento en un lugar imposible, para realizar en la idea de la luz, la luz.

Una mística tan antigua que resuena como la oración del primer hombre, no a un dios sino al universo de lo invisible. Grafías, escritura, voces clamando por el amor y otros misterios originales, donde el poeta se rebela y se revela, en un regreso sufriente al principio. Porque en el principio fue el verbo.
Liliana Lukin*

(Liliana Lukin es una de las importantes voces de la poética argentina contemporánea, con una decena de libros de poesía publicados y varios premios nacionales obtenidos por sus trabajos literarios. Sus textos se han publicado en diarios y revistas nacionales y extranjeros.)

GRAFIAS. EL SILENCIO VERSUS LA RETÓRICA.
Grafías, Simón Zavala Guzmán narra el desafío de la existencia। Sus poemas se inscriben en la tradición de los visionarios, aquellos que atraviesan el topos reductor de la materia hasta transformar el aliento en sentido: música del azar, no del destino! Cavado el mal del tiempo y su letargo, recobrada la paradoja del ascenso y la caída: La palabra se eleva/ saca sus dientes con ira/ se subleva/ y brota la poesía con sus ángeles y demonios/ a cuestas।


Grafías pone en juego un universo no sólo estético sino también político. Los dolores del mundo, la vida del hombre, su condición finita de huésped castrado se rebelan. Instantes de tensión, lucha infatigable entre libertad y condena, entre memoria y olvido, entre palabra y silencio. Hay que dominar el cabo suelto/que siempre somos/ o siempre vamos a ser/ el blanco listo para el franco tirador/ que nos espera paciente/ en cualquier esquina errante/ de la inconsciencia.
Liliana Heer*

*Liliana Heer, escritora argentina, con una obra narrativa y poética muy significativa en las letras de su país. Ha publicado también crítica y guiones para cortometrajes. Sus textos han sido traducidos al inglés, italiano, francés y serbio y ha sido premiada nacionalmente en varias oportunidades.

ENTRE PALABRA Y SILENCIO

No pretendo escribir un prólogo para “GRAFIAS” de Simón Zavala de manera objetiva. Admito que conozco al poeta desde hace mucho tiempo. Leo y aprecio esta poesía como los pensamientos del compañero de muchas jornadas quiteñas. Comparto de una manera personal algo de la pena, la desilusión, y las dudas ontológicas expresadas en este poemario. Para mí es imposible no estimar esta poesía más por su contenido humano que por lo intectual aunque el lector estará de acuerdo conmigo en que la segunda categoría es de primera. Me atrevo a decir que los compañeros que van a conocer a Simón Zavala por primera vez pasando por las páginas de este libro –cuyo criterio seguramente será más objetivo que el mío– también van a conseguir un nuevo amigo entrañable por la magia de la poesía. Para los que ya conocen la poesía de Simón, les prevengo que en “GRAFIAS” se destaca más que en cualquiera de sus poemarios anteriores, un profundo sentido del dolor. Con “GRAFIAS” Simón Zavala se incorpora a los varios otros poetas hispanoamericanos que nos presentan una fuerte visión de angustia existencial. Esta poesía es un constante cuestionamiento de la esencia de nuestro ser, de falta de sentido del mundo en que experimentamos esta y tantas otras vidas enigmáticas. Es poesía de la soledad, de un poeta enajenado de los demás y más que nada de sí mismo. Aquí el poeta contempla su rostro de insecto en el espejo y siente la contingencia que lo define y el único cosmos que conoce; cosmos que su poesía logra representar con deslumbrante imaginería onírica que nos recuerda las visiones más desconcertantes de Neruda de las “Residencias en la tierra”. Pero “GRAFIAS” también es la crisis de la edad media doblemente dolorosa en la época del milenio cuando las esperanzas de toda una generación se han desvanecido con la revelación de un mundo permanentemente neolítico. El tiempo ilusorio aquí es un elemento que atrapa al poeta en el laberinto existencial que su poesía trata de descifrar a sabiendas de que la comunicación humana es tan inútil como es necesario intentarla. Y así tenemos esta poesía.

Pero como siempre en la poesía de Simón Zavala, lo que se queda con el lector a final de cuentas es un sentido si no de esperanza, por lo menos de supervivencia que debe ser el mensaje de cualquier texto existencial que valga. Como traductor de “GRAFIAS”, no dudo en calificarla como poesía sumamente “difícil” en términos de vocabulario, sintaxis e imaginería. La voz conversacional de algunos poemas anteriores de Simón Zavala, en contacto íntimo con sus prójimos de la calle, ha sido reemplazada aquí por la de un poeta más –digamos– “cerebral” sobrecargado de inquietudes metafísicas, que no es decir carente de preocupaciones sociales o políticas. Al contrario. Pero “GRAFIAS” es poesía para lectores activos, dispuestos a meterse en una interioridad hermética muchas veces tan difícil de asimilar como la “realidad” que la inspira. Y digo yo que tiene que ser así. No es que el vocabulario y las imágenes desafiantes que prevalecen en “GRAFIAS” son necesariamente el equivalente verbal de la contingencia y la absurdidad del mundo que retrata? Esta poesía sería tan eficaz con ser menos reto para el lector? Sin duda mi traducción de “GRAFIAS” es un mal sucedáneo por muchas razones: más que nada porque esta poesía en muchas instancias es intraducible. Sin embargo, ha sido una labor de afecto, por la cual conozco y estimo mejor a mi amigo Simón, que con este poemario, se revela más solidario que nunca con todos nosotros. Peter Thomas, Wilmingtong, N.C.

PASAJERO DEL TIEMPO

El olvido
es remordimiento que respira ávido
en la vigilia del destierro
en que uno nace y vive desde siempre
como huésped castrado.

El tiempo acicatea su impávida resina
mientras uno precipita el salmo que padece
en la hoguera de los pasos sitiados
en los presentimientos que caen como
indulgentes cántaros.

El olvido está en la telaraña de la mente
queriendo asirse tenaz al artificio
de su hipócrita entraña
para omitirnos.

El tiempo lo incuba en la esfinge
de mi obsesiva muerte
como si fuera el epitafio de un incesante
fantasma
que aún apaciento
de un maniquí vagabundo que ha
asesinado con deleite
a su ángel de la guarda.

El olvido soy yo agorero de mala
arcilla
estertor de otra cepa
el olvido soy yo espectro lúcido
arqueólogo de mi empalado cerebro
de mi saboreada vigilia
el olvido soy yo deshaciéndome de mis
estratagemas
de mis abdicaciones
tratando de huir del discernimiento y sus
cómplices razones
que perduran
como instantes eternos clavados
en medio de la blasfemia.

No hay lugar para volver a esa
escenografía
ni tengo quien me espere en esta resaca.
Siento mis huellas deshilachando
ayeres recordados
evanescencias de sueños inconclusos
cuerpos en vilo mutándose
en mis deslumbramientos
jeroglíficos de alguna verdad lejana
que carcome
con sus admoniciones
desde una estancia propicia
para la nueva muerte
que se deslíe tensa en la evidencia.

El tiempo cumple con empujarme.
El olvido es un oficio de zombi
un ojo que está dormido mirando
entreabierto
para matar sin misericordia al antiguo
viajero
al caminante imposible que soñó su pasado.
El olvido es nostalgia del sueño
vencido en la memoria.

BITÁCORA DEL PENSAMIENTO

En esta hora nómada y medrosa
de premuras entumecidas y vocablos
gastados
la vida es un destello en coma buceando en la
resurrección
un dogal apretando la pesadumbre del
transeúnte que soy
en este rencor extraño donde el perdón
no existe.

Me compadezco
por esta incomprensible camisa de fuerza
que me oprime
busco un poema iluminado y tiemblo
como un obsesivo tambor tocado por
manos milenarias
- la savia que me ancla al árbol del
asombro -
- el pulso que me empuja como
un eterno vicio renacido -
rostros vetustos abandonados a su suerte se
alzan hacia la bóveda celeste
en claroscuro se pasan escarbando el zodíaco
el ciclo del océano sideral
la procesión de sórdidos abismos.

Hora de la trinchera
de la travesía
del muerto ahorcado con su cordón umbilical
osamenta perpetua de su evidencia anónima y su
espanto
fugitivo presente de su odio interior y de los
verbos elementales
cerebralmente desconsolados.
Levanto entonces mi corazón extinto como
estoy
casi congoja
ciego de iniquidades
vivo de tantas agonías
presentido probado de una tiniebla propia
me aferró al torpe lazarillo que da vueltas
en la perplejidad de mi presagio
siento el moho de los barrotes
palpo la fragilidad de la visión - Dónde
está mi libertad
mi materia de conjunción de siglos -
Pregunto con temor : - dónde se escribe mi
terrenal presencia -
- en qué orilla mis sienes saltan con ímpetu
queriendo adivinar la nueva ubre que debe
amamantarme -
El silencio es una despiadada respuesta
que burla mi retórica. No me engaño.
Cada espectro en su sitio. En su tumba.

Me lanzo al vacío implacable que vive en mi
sospecha
al obscuro rincón de mi geología absurda
y escupo el signo podrido de este momento
tratando de comprender en vano
su alucinada hecatombe.

VIAJE AL CORAZÓN DEL HOMBRE

Oh sueño mío
cicatriz de mi locura sensata
no me niegues la posibilidad de divisar
mis genes
el grano maduro de tu lava es la lengua
con que arribo a la sintaxis en la que se incita
mi Nirvana.
El pensamiento premonitorio irrumpe
dentro de mi cabeza
como un torbellino
que no se quiere apagar.
Debo mirar todo lo que he vivido. Dame tus
alas
la flauta que en tu horno de músicas
subterráneas
enumera mis años.
Mi sonido nace con un metal de urgencias
procrea el hálito jadeante con que
tengo que ver
esos misterios telúricos conocidos de antes
que están detrás del escenario
como simples estatuas.

Yo soy brasa de lumbre inextinguible
fragua para mis dioses interiores
madero navegando sobre la superficie
dormida del universo
palabra profanadora de tabúes
devorador de mis dolidas ironías.

Que no despierte de esta contemplación
que me cautiva
quiero seguir absorto con mis cinco
sentidos
hasta que mi alma
vuele llena de tantos estupores.

AFIRMACIÓN DEL SUCESO

Domar el existir es la mayor aventura
del destino
no se retorna en vano del barro primigenio.
Lo que ha pasado es un breve episodio
que se nos introduce
como un secreto y callado Caballo de Troya
que hurga hasta en los
tuétanos.

Desolvidándose no hay respuesta cercana
ni verbo que desmaye ante los extravíos
sólo esa pólvora afilada que se agita
en la fulguración del vaticinio.
En la profundidad del existir vive la muerte
enmascarada
asustándonos con su gesto de proxeneta anciano
quiere desde su inutilidad
borrarnos del principio
quitarnos del futuro
de esa certidumbre con la que renacemos
pero uno se despierta y camina
- Lázaro ¡evitando en la dársena cósmica!-
sabe que no es un estrafalario transpirador
del día
ni un resto maloliente del escarnio
que vivo o muerto transcurre como un hito
y revive otra vez y otra sin cansancio
y emerge como un fuerte aluvión
doblemente inventado,

Hay que dominar el cabo suelto que siempre
somos o siempre vamos a ser
el blanco listo para el franco tirador
que nos espera paciente
en cualquier esquina errante de la
inconsciencia.

CAZADOR DE LA LUZ

No sé si un día desconocido todavía
me extravié en el retorno
soy un migrante de la época del oprobio
Un día volví
me eché de mí con todo mi coraje
me arranqué las pisadas
quité la herrumbre helada de mi argucia
fue sólo un ejercicio de búsqueda inmediata
un poeta demente husmeando en la esperanza
- me sentí más cerca de mi ser -
en medio de los tálamos que el sosiego
me puso
un cuerpo caliente de mujer respirando en
mi sangre
en una noche virgen con todos sus infiernos
ella era la posibilidad de amar y de
entender el amor
caída de agua luz hecha brillante lágrima
la razón ensanchándose dentro de una
gramática nuevamente inventada.
Perdido en ese laberinto de carne
pluralmente aromada
la amé en los avalares
su beso fue un río incesante para mi sed
anticipada
luego fui un exiliado de su pubis.
Sé que la encontraré en el sitio donde
su soledad
piensa en mi ausencia
donde sus senos lechosos me reclaman
con la misma ansiedad con que la ansío.

CERTIDUMBRE DE LA MEMORIA

Lleva la tierra en sus entrañas el misterio
de la vida. ¿El designio de la contienda?
El ojo de la verdad cruza sereno por los
distintos evangelios
que el ser oscuro tiene que aprender en el trayecto
de su lento exterminio
mi metafísica del desamparo me invade
como preciso aguijón
siento que voy impulsado más allá de las
fechas y calendarios
y eso no es suficiente
terquedad y estertor que han de
sobrevivirme.
Me interrogo: ¿En dónde están encadenadas
mis venturas?
Abro con mi energía surcos siderales
porque sé que soy una vértebra real
de la geología del universo
y no un extranjero de algún lugar remoto
ni un falso Dios metido en la mentira.
El remolino que en mí se agita es el despropósito
humano
de creer ilusamente en la libertad
es la lengua brutal de la reminiscencia
que se esparce en mi empeño
el albedrío
la teoría de la relatividad viajando a su
presente.

Crecen mis ánimos dentro de mi
exacta estatura planetaria
en el ser está la savia espontánea
que se reparte en cada cromosoma
pienso que eso es la aurora de una naciente
hoguera
vuelvo a ser una humilde biografía que
se erige como una flor de azúcar
en el granito tenso
el pasado ha quedado tras la lápida inerte.
“ Aquí yace -dice- un hombre que vivió
en la telaraña de la temporalidad
y no cayó jamás”
mis sones son un racimo de verbos incontables
me bebo al fin y sin recelo mi convicción
lívida y estremecida
mi alegría sedienta por el añejo vino de ayer
que ahora es una cicatriz.

Espero la señal.

MUERTA VIDA


Lucha mi ser en la garra insondable de la
pequeñez del hombre
en vano la muerte me sonríe como
una doncella ilusionada
la desdeño fiel a mi ser amasado y amado
por úteros verdaderos
he edificado el placer y el amor con una mujer
total
desde mis consumadas existencias
desde el lecho donde el manantial de su sexo
brota como un planeta sacudido por milagrosos
desafueros
los senos de la muerte son tétricos
y no seducen
viven su desgraciada orfandad sin alguien que los
beba
piedra sobre piedra la vida horada la
ambición de la muerte
sobre sus colmillos diestros
y siniestros
interminable metáfora de sangre busco mi ubicuidad
en esta paradoja terrible de ser o no ser
donde el cuerpo sufre en silencio sus
encarnaciones
y uno se va devorando pedazo tras pedazo
caníbal sideral
orden y caos
muro resquebrajado
la tempestad inunda el esplendor de
la reciente caída.

REVELACIÓN DEL OLVIDO

Sobresaltado en la noche insomne de la
nada
viajo solitario
toco mi mente y sé que están allí
mis fecundas grafías
las riberas del infinito desfilan en un
cortejo de agudos pensamientos
quiero ver la difícil tarea de morir
el patético barro
el rostro de la mujer de sal borrándose
en la arena
quiero sentir el beso de mi júbilo humano
sufrir mi propio cuerpo luchando implacable
desde su levadura.
Oigo el canto de congojas celestes
indago ¿quiénes son éstos peregrinos
cósmicos que llaman con voz de ausencia?
¿Quiénes son en esta nueva nada?
El oráculo dice:
El agua transparente de esta nueva
frontera
corre sin prisa
es el reloj del devenir que nunca podrá
detenerse
el tiempo es un navío predestinado que
sobrevive a todo
busca tu imaginada forma
tu original ruptura
el arco iris de tus pies
el Dios que te navega y te conduce.
Levántate, anda y celebra
no tengas miedo de lo no develado
de lo que está despierto y no lo vemos
ni de la culpa
de los sordos a todas las paciencias
reside bienaventurado en tu espíritu
que no perecerá
porque es inexorablemente eterno
reconócete en él
sé su ceniza y Prometeo
y sobrevivirás a todos los apocalipsis.

EDAD DEL TIEMPO

Después de muchos milenios
la historia del ser humano
será la misma de ahora
así como la de hoy es idéntica a la de hace
muchos milenios
todo ha sido es y será un descabellado
suceso sin importancia
aun en los momentos de una supuesta gloria
que ha envanecido al troglodita
que llevamos por dentro
la misma sangre rabiosa que se oxida
en cada aliento que pasa
que se pudre en el cadáver planetario que
somos
la misma certidumbre de ser sólo pedazos
de un abyecto espejismo
la misma seguridad absurda del genocidio
la misma denigrante ambición de poder.
La espada de la muerte estará levantada
para cambiar el curso del intento
qué sol habrá después
y qué pupilas elevarán las alas de la idea.
El filo del láser estará listo para cortar
la espiga de la vida que nos ata a todas las
edades.
No ha variado ni variará la consciencia
harapienta de los asesinos
en todo trance estarán voraces para hacernos
sentir el precio de nuestra agonía.
Uno se pregunta: ¿De dónde nace este poema
cubierto de estulticia antes de ser escrito?
¿Qué diletante asceta lo envía como un sudario
turbio para este nuevo génesis?
¿Qué inevitable soplo lo empuja hacia ácidos
eriales?
¿Los poemas de este odre de
angustias
serán incinerados por alguna voluntad
omnímoda?
El pitecantropus erectus no puede derrotar al
fuego de la resurrección. Ni derruirlo
con su acicalado orden de opereta. Las
palabras serán viejas huellas para nuevos
hombres
y estarán más allá de esos seres de hierro
- enmohecidos y corroídos por dentro -
condenados a transitar eternamente como
escoria siniestra.

EXTRANJERO DEL PARAÍSO

He visto con ojos desmesurados los restos
de tantas palabras
palabras llenas de neón que venden todo
inclusive la sensibilidad y el destino
uno queda reducido a ser un musgo en medio
de tanta cromática anárquica y relampagueante
como un esclavo queriendo descifrar el maleficio
que lo degolla.
El cuervo de Poe encandilando mi corazón
hunde su pico afilado
no hay una superficie y uno no sabe
qué víspera le cae sobre la vida
qué violento arrebato le rompe la ternura
el atavío
la urdimbre del cerebro.
Me siento como un demente cuerdo que quiere
salir a rajatabla
del orificio que me hunde
en un sombrío estigma
que quiere echar sus palabras en desuso
vomitarlas como heces de algún ladrido amargo.
El smog va poco a poco ennegreciendo el
pedazo de sueño que todavía me queda
dulce me afano por desnudar mi encrucijada
mi torpe anatomía astrológica pendiente de la
suerte
el calor de mi luz dentro de tanta luz de
oropel.
La vida se me enerva con todos sus
cuchillos
- la herida sólo transcurre -
digo: dónde está esa palabra presagio
cómplice de mis instintos
en qué cansada pesadilla la abandoné
para que nunca lea ni observe mi epitafio
para que ya no sienta el rumor caudaloso
de mi voz interior
desgastándose
desgarrándose entre las navajas lumínicas
de las malolientes y grises avenidas
de esos zócalos de muñones que se llaman ciudades.
Ahora, me detengo. Quiero estar seguro de
este nueva despedida pálida y soterrada
como un búho aterrado miro esas enredaderas
de colores
esos destellos rojos azules verdes amarillos
violetas
que brillan como afilados dientes intermitentes.
Todo es un laberinto
un bullir erizado de látigos que envuelve
el cuerpo de la marejada humana
con miles de tentáculos en el escalofrío
anónimo.

Sé que las palabras verdaderas tienen
distintos tiempos
variados alfabetos sílabas elocuentes
y nunca se extraviarán. Y sé que ningún cadáver
absurdo las lleva con su muerte anodina.
Esas palabras viven
sudan como su dueño
laten
se excitan
son vestigios eternos
son para siempre
profecías pendientes
videncias.
Rompo este garfio hosco que me ha tenido
atenazado
al zoológico de cristal
y escribo este memorial limpio
casi nostálgico
estúpidamente necrológico
seguro de que soy
aún después de este estremecimiento.

OFICIO DEL SER Y DE SU VOZ

Por el silencio helado de este agujero
negro
cábala de crepúsculo
flotando
fugitivo
atravieso inhumano astronauta topo
del Universo
con mi eslabón a cuestas.
Todo pasa la forma es transitoria
agria la irrealidad real
salta desde el engaño inaudito
hasta el asombro
- me pregunto: quién manda esta catástrofe –
desciende mi sombra muda de tanta
plenitud cósmica
la visión es una opaca sed que se consume
en un océano seco
por la indolencia del hecho que se ignora
y que bulle en el cuerpo maduro
del que expira
- no ha podido mentirme su
milagroso ajuste de cuentas -
tañe mi lenguaje insumiso
mi piedra tutelar es una flor dura de caer
porque aún persevera
- más que con mis dolores con mis goces -
muero y renazco
renazco y me repito
mi sueño no se agota en el prodigio
que galopa incesante
la realidad virtual que muerdo
es un puñal que siento
un instante de azar me empuja por el túnel
en qué suelo inmutable de espina astral
camino con mis báculos
soy mente vuelta a renacer
suelto preludio
precoz respiración de otro principio
se desvanece el miedo
- la imagen ahora ya es una verdad
absoluta -
soy un punto visible de claridad
una palpable energía
al fondo de mi miel estalla la aurora
de mi próximo hontanar.

RÉQUIEM POR EL RECUERDO DE LA ETERNIDAD

La eternidad es en el alma una historia
inconclusa
un enigma sin revelarse dentro de un viejo
oleaje
una cadena intensa de momentos oníricos
que no termina jamás
de vigilarnos
con astucia de cazador
la estirpe viva que nos arde en la llaga
su substancia lava decoradora
es una idea concéntrica girando con fuerza
irresistible en una neurona afiebrada
un corredor largo que invisible horada
ese susurro equivocado que nos queda
un estertor reflejo de un odio o de un amor
guardado
que aún nos enardece.
Yace sobre la piadosa y mercader
oración
con que elevamos
la súplica
no sé si acobardados o sólo adoloridos
en esos acontecimientos brutales que somos
en secreto
en qué momento pudo reescribir su memoria
el sedimento amargo de un frío
conocido
pregunta sin respuesta
en la penumbra
de nuestro subconsciente hay otra eternidad
que espera
vuelvo los ojos húmedos y toco su epidermis
está ya en mi moribundo cementerio de
vivos
quiero salvar mi corteza aunque eso no es
posible
me observo como un entomólogo de buen
humor
y miro con desprecio mi retrato de insecto
veo las tenues navegaciones por las que atravesé
sin brújula
lejos de lo intuido cerca de la vivencia
siento en mi oído
las ciudades apagándose ebrias de excitaciones
los besos melancólicos de las mujeres inmensas
conmoviéndome
sus amores enredándose otra vez en mi
cuerpo
sus quebraduras infaltables fundiéndose
en mi vergüenza tardía.
Tomo aire
el témpano de la imaginada contienda
me vuelve al sitio supremo del testimonio
verosímil
me alzo de hombros
y paso cavilando apacible
limpio de todo reproche
beso mi alma con timidez
y vuelo
hacia otra hostilidad en donde encuentre
un nombre
el punto de partida sigue en ese empolvado
y viejo baúl perdido.

MONOLOGO DE LA RESURRECCION

Tantas veces he intentado descifrarme
de distintas maneras
descubrir de qué lejana estalactita provengo
uno no vuelve con tanta facilidad del pasado
lejos está el misterio en el que vivo preso
como una imagen de piedra calcinada
la médula de mi raíz tiene una cosmogonía
que añoro
por los siglos de los siglos
me despierto en añicos
apresuradamente triturado
deshabitado y ajeno
una germinación es una herida con sal
sangrando en el próximo pasado
en ese presente que uno acaba de enterrar
con ternura
sólo soy un acero envejecido en el yunque
en este sueño sublevado en que viajo
impertérrito
no tiene para mi follaje el infinito
voy con el hacha al cuello
furtivo y taciturno espantapájaros del cosmos
la ópera terrenal se desploma
- es un alarido pelado que cruje desde la
carne putrefacta -
el reloj camina voraz con sus sofismas
desafiantes
qué solo estoy en esta jaula
en este pozo del que quiero escapar
y no puedo
no olvido que esta muerte transitoria me
acecha
repta en el vacío de mi verdad a medias
el combate está entre el estremecimiento
del vuelo
y el pétreo rastro del recuerdo.
Cuál es realmente
mi infortunio
un viento de planetas huraños me azota
la razón
tengo que ejecutarte proverbio de mi
alquimia
antes de que despierte mi agravio.

ELEGÍA PARA LA TIERRA PROFUNDA

Caes en mí como una intempestiva clave
del renacer
del arrecife y su clamor sonoro
de un lejano y desterrado continente de tierra
que algún itinerante disipado ha olvidado
cráter de estalagmitas
nieve jamás hollada
el paisaje ultimado a dentelladas se queda
en el ojo del ciego que se ha vuelto demente.
Hay que destruir este planeta
matar al mar
cazar a la ballena.
Pobre hombre terrícola. Tu desalmado
impulso
te empuja hacia la muerte.
Mi desnudez asume el cálido color del sol
y sus destellos permanentes.
Adorada mía, tierra profunda
constelación de papagayos astronautas
con la luna perenne de todas tus mareas
entierro la locura.
Tierra mía
68
Grafías
hacedora de todas las cosas de la vida
alguien tiene que saludar la épica de tus
pedernales.
Déjame entonces que yo humano caracol
lleno de mar
te diga : bebo de ti la eternidad y existo.

VIGILIA DE MI EXILIO

En la soledad de la diáspora
la vida es una ulceración
esculpiendo el remordimiento
con un pavor que exuda lamentables
sucesos
quieta está la sombra de mi
iluso esqueleto
lista para apretar el débil acento
que me queda.
Vivo porque me invento en las córneas
de la tierra
que aún debo conocer
y sus voces
que son desgarramientos invisibles de
futuras heridas
quiero sentir mis anteriores furias
el canto libre de mis pisadas antiguas
de mis sílabas desbordadas deshaciéndose
en metafísicas epítetos
por sobre mis hogueras mi garganta
es un rito
de inválido agorero
vibrando entre sonidos de distintas galaxias
siento el eco de una mujer hecha fruta
hecha beso de cristal. Qué duradera es la
brasa de su cuerpo
que todavía aroma mi antihistoria.
la diáspora también es un regreso
un terrible regreso
en el que no se sabe en dónde están
los nuevos y los viejos astros
pienso que antes estuve aquí conmovido
de tanta clarividencia
y que hoy estoy tan lejos de ese panal de
hechos
como si no me hubiera movido el vendaval
que extraño
ella duerme ahora en mi memoria para
que yo la invente otra vez
y me sienta de distinta manera
mi paladar intemporal y eterno la intuye
estoy aquí y dejo de ser
olvido
sigo con mis cauces dubitativos por la
carne dulce de su recuerdo
explorándola
deseo que despierte para que sepa de este
ajusticiamiento
y de su víctima victoriosa reclamándola
a gritos
y esperándola otra vez
en este celestial descubrimiento.

CERTEZA DE LA EXISTENCIA

Mía todavía
mi vida
diáfana y olorosa escritura
del bramido que mora
en la oceánica roca
noción de mineral
duro fermento
los conjuros no pueden matarte
ni convertirse en polvo después de tanto
tiempo de resistencia
- no vuelvas a mirar atrás -
aún deshecha como una pulpa inerme
reventada de tanta incinerada historia
nada puede silenciarte
ni siquiera el olvido con su asalto
constante
ni siquiera ese plañidero tañido de campana
rota
que ladra en el ombligo de las cosas
soberbias
nada puede separarte de este día carcomido
por la distancia
en que tú y mi esqueleto ebrio de
entendimiento
son el yo de la angustia.
Dos dimensiones absurdas sumiéndose
en la encrucijada
de una fugaz presencia desvalida
de una sombra obligada a seguir
como ángel desvencijado
saltimbanqui lamiendo el pellejo del tiempo
nada puede llevarte
a esa diletante cópula con la muerte
hiedra erizada por todos los venenos.
No existe la muerte
no existe
es sólo la iconografía velada
de un anticipado escombro
de un tacto insimismado
Mía
mi vida
llena de resucitaciones
caracola vigía
germinas en la aridez
de los desiertos
te arrepientes del abatimiento
y vuelves otra vez
aunque te nieguen tantas veces
los fósiles de siempre.

SINFONÍA TERRÍCOLA

El haz voluptuoso de tu alegría
es la lumbre
de un comienzo entreabriéndose
en medio de la penumbra astral
es la vendimia de una nueva fantasía en celo
para el gozo de las resurrecciones,
En el imán de tu mirada mujer
de Andrómeda
se encuentra todo el universo
la atmósfera de otro cielo infinito que guarda
otro planeta tierra
otros árboles vivos que tiemblan con la vida
otros ríos de plata besando su corteza.
Después del rostro de los años hay otros
rostros que nos miran desde el poblado
espacio
el Big-Bang conoce nuestro frágil instinto
los mares esconden abecedarios ignorados
islas remotas
montañas subterráneas algas fosforescentes.
Sólo el hombre es feroz. Sólo el hombre.
Acurrucado en su odio su horror muerde
el ansia de su muerte. Cada gesto de amor
en la naturaleza
es una cópula que se brinda para construir
otro suelo
un ostracismo menos
uno debe volver al vientre de su incendio
al rastro de utopía que se perdió
en otro éxtasis
el abedul presagia la visión de lo eterno
que hay que recorrer todavía
el mar vence los límites terráqueos
lanza diluvios bosques lácteos gaviotas
transparentes
la tierra madre eterna siempre nos espera
con sus dulces grietas abiertas
para vencer nuestra porfiada derrota.

POSTINTERIORIDAD

Pongo en vigilia la palabra
el suceso de aullar el tiempo
es una exacta gota de hielo cayendo
persistente sobre mi carne
de olvidado sobreviviente
me interrogo: ¿será la muerte el retorno o el
origen o el fin de este nuevo despojo?
otro siglo desnudo camina como una hormiga
que huye
el hombre se bifurca y bebe su lúdica resina
en el vacío de su precipicio anterior
¿será otra vez la vida ?
los fantasmas de la verdad
me pueblan desdeñosos
debo amainar mi aliento de viajero
imaginario
soy sólo parte de la fábula atroz
de una condena.

DAGUERROTIPO

El pensamiento es una obstinada
brújula que empuja
hacia la eternidad.
Duele la voz por el júbilo de darle olor a la
palabra
pasa el hombre irreverente con su verbo
por los tiempos de los tiempos
transpira su ansiedad en los misterios que su
imaginación le insufla
vuelve sobre sus húmedos vestigios
sobre la sangre que todavía late
entre sus huesos
dolorosos
levanta su garganta ebria de furias
y desgarramientos
se encabritan todos sus sentidos
una vieja sílaba se convulsiona
como un pez sobre
la cresta de una ola de obsidiana
el viaje inevitable transita por la
cosmogonía
con hambre de saber se devora
el tono pensativo del
creador
agoniza la frase y brota otra y otra.
Un viejo jazz
despierta entre las hojas de un libro
el recuerdo espera tranquilo su tributo
de muerte
entre oyes metálicos
los ojos exiliados hurgan en el
maldito discurrir
semántico.
Dónde está la iluminación de la palabra
dónde está la revolución de esta edad
que no puede
aceptar pasivamente las cosas
dónde está el cataclismo de la memoria
que debe
conmovernos.
La palabra se eleva saca sus dientes
con ira
se subleva
y brota la poesía con sus ángeles
y demonios
a cuestas.

EL ESPEJO

Sé que nunca he estado aquí
ni que nunca he llegado
el rostro de este muelle ha mirado
mi vida con compasión
detrás de esta marea hay reposadas playas
donde anclar
navío tras navío he crecido entre puertos
sintiendo
las ausencias
náufrago empecinado de tantas travesías
he vuelto a revivir
he vuelto a ser silueta
sombra
sangre y epidermis.
Bebo una cerveza frente al muelle.
bebo otras
me caen las nostalgias de una mujer
durmiéndose
en mi pecho
de qué color es su piel dice mi insomnio
dónde está su pequeño volcán
para hundirle mi fuego
las vidas que atravesé saltan cruzando
el tiempo
otra memoria nace entre las arrugas de la vida
la ciudad comienza a despertarse de su sopor de
madrugada
la calle es una larguísima cadena de recuerdos
e ideas
trastabillan mis huesos
miro a la muerte en medio de la niebla
y siento que en mí se rebelan todos
mis cadáveres
que están todavía con su sangre tibia.
Me levanto
de esta nueva caída y veo que nadie
habita esta desconsolada vía
que no existe este puerto ni este muelle
y que yo aún agonizo en otro tiempo.

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