Poeta e investigador de temas históricos. Forma parte de la redacción de la revista Eskeletra. En los ochentas integró el taller literario La pequeña lulupa de Quito. Textos suyos se han publicado en revistas como Letras del Ecuador y Eskeletra. Los editores de su primer poemario, precisan: "Sirhiom, palabra que no tiene cabida en ningún diccionario es, para su creador, un cirio que ríe en el fondo de un río, el mismo río de la existencia humana y cósmica.".
Gandul
Yo andaba insubordinado
anónimo, triste.
Como arcángel rufián
fumaba gratis y leía periódicos.
Los parques eran mi dormitorio
y -ahora que me acuerdo- era feliz.
Los asaltantes, las rameras,
los alcohólicos y yo
no necesitamos de la felicidad
para ser felices.
La muchacha de Vishnu
En su frente chorrea una estrella carmesí
va por nocturnas estenografías
como el pórtico del palacio arzobispal
repartiendo fundas can pan y mortadela
y a veces tragos de vino seco
Blanco vestido blanco velo
escucho tintinear una ajorca
bajo ese blando aro de seda
que a ratos el viento ovala
Entrega su ración a Diógenes que escribe
sus profecías sobre el advenimiento
del reino de los locos/ bajo esa mancha
de luz que proyecta el City Bank.
En la punta de un cordel ata la funda
para el hombre pájaro que habita en la enramada
de un árbol en el viejo parque.
La última con una flor de loto es para mí.
No sé si es discípulo de Krishna o llegó
a Quito de otro cosmos/ donde las flechas
no la hieren ni el dolor la quema/ lo cierto
es que mi occidental pensamiento
no logra descifrar su silabario.
Baja la tienda zulú
Cortarme puedo la oreja para tus hambrientos
gatitos, así de cruel y bondadoso soy,
igual que pirata malayo, para que tú,
princesa de las esmeraldas que se ocultan
me permitas entrar a tu húmedo africano trópico
a celebrar el ritual de los exterminios luminosos
Sin cámaras delatoras, lejos de la urbana tribu,
ocultaré mi ciencia en la curvatura de tu vientre.
Lleno da vacío como estoy, lleno de verdad, tú,
mi esbelta mitad egipcia, nacerás en mi vació.
Ensayaré mi magia zulú en tu nocturno firmamento
y los elementos de la tierra me lamerán como gatitos.
Igual que buscador de perlas en asiáticas aguas
bucearé desnudo en tu suave cabellera negra.
Eres río de tentaciones para cualquier Heráclito
aquí te toco sin tocarte marimba de seda y sangre.
Nunca vi a tus gatitos, pero creo en ellos
de la misma manera que creo en los ángeles.
Barajas y fierros
Furentes pasos asoman en el tarot
una fuerza extraña me arrastra
hasta la casa de Sabina. La noche
fosforece entre los rieles
y las ruedas del tren. Con su media
luna de estaño en el ombligo
una mulata felina deambula
por el malecón. Sufren letales
los homicidas y entumecidos
se aproximan a la tibieza de la sangre
y luzbelizan su arte en despoblado
Sabina se ha ido en un caballo
blanco con alas. Su ausencia
es un payaso triste gimiendo
en media calle. Mi dolor
es quejumbre de latas y fierros
que cruzan la ciudad de sur a norte
¡Dios mío, qué pocas horas
tiene el día y tanto que vivir!
Iluminaciones
Perseguirla
es pretender cazar la luz de Zimbawe
o cazar el viento en las nieves del Himalaya
Podría yo amar
a un nido de serpientes
en un relicto de bambúes
pero a ella no
Comería sin temor
flores de Nepal
hongos venenosos de Bengala
pero enamorarme
de ella
no
No obstante, observaría
el gas tóxico de las esfinges
mis huesos entregaría a las pirañas
por mirar oh pasión humana
su cuerpo desnudo de mujer negra
bello como diamante negro
del Indostán
Y semejante
a los mineros de Nambija
lamería la piedra de este mundo
le ofrendaría todo mi oro
y la gloria celestial
pero a ella no volvería jamás
Sandunga
Para qué me quieres querida tumba
para qué me quieres querida tonta
sabes bien
que no celebraré bodas contigo
Búscate un galán de Beverly Hills
con él diviértete disfruta de tu sol
en julio agosto septiembre
y a mi déjame bailar calandria
con los seres imaginarios que me
aman con su azafrán de primavera
No me llames por teléfono
con robotizada voz contestaré
el número que marcó no existe
consulte la guía de la ciudad
pero en ninguna guía de ninguna
ciudad encontrarás mi nombre
En el alba te cierras querida tumba
en el ocaso te abres querida tonta
Hagamos un pacto Pelada hagamos un pacto
yo me olvido de tí y tú me olvidas a mí.
Antes del nirvana
En la próxima reencarnación
Tú serás una elefanta feliz
yo un perrito blanco con pedigrí
me ceñirás a veces con tu trompa
yo alzaré la pata te orinaré de amor
Encuentros en el limbo
La noche que estuve en el Purgatorio se rompió el último cántaro del diluvio. A mí me atormentaba un terrenal agujero en la suela del zapato. Nómada yo en aquel entonces, indagaba por Silvia, mi novia niña. Vagaba por la fábula una pareja de fantasmas helados.
Entre los tristes árboles de las molucas que en la noche florecen, se veían dispersas lámparas eléctricas Ambiguas formas encorvadas con pelos, salían, entraban en iglesias barrocas, cafeterías, lupanares. La penumbra como una telaraña todo lo recubría. El Corazón del Purgatorio era una metáfora que se iluminaba en la plaza de Santa Sábadha.
De súbito bajo el Arco de la Rosa Roja vi a Diógenes, el profeta impío, mojada la pavesa de su lámpara, mendigar un fósforo y bociferar su verdad: el Rey Alejandro nos roba el sol y la sal; el hombre es una obra imperfecta, espantosa, con ese monstruito narciso y vicioso como un rey procrea los hijos y con su único ojo de cíclope llora de espaldas. Vi sus ojos cálidos, pero
atormentados por la ciencia de ver la lejanía.
En ese mitin estaba cuando de improviso asomó el viejo Heráclito castañeteando de frío. Con papiros calendarios catecismos inventó en el portal una fogata y repetía que el mundo no es creatura de ningún dios: es fuego que se despierta y duerme conforme a leyes! Salió a la intemperie, la corriente hacía trastrabillar sus piernas, y él clamaba: nadie desvirga dos veces a la bárbara doncella, nadie se ahoga dos veces en la ceniza del mismo río!
Yo creo que el pretérito ocurre en el porvenir. La misma lluvia cae en todos los siglos. Todos los diluvios tienen su ave blanca, su arrecife. Desde el fondo del aguacero me llegó una paloma desencarnada: el misterio que me va a venir. La única flor amarilla que espero, caída del sueño. Entré en una zapatería alumbrada por un quinqué, saludé con anónimos fumadores de opio, y salí. Me gusta filosofar bajo la lluvia, caminando.
Con esa arrogancia de nube lesbiana, ceñida una corona de flores de azafrán, una verde túnica más verde que la hierba, colgante del cuello una luna de hojalata, Safo apareció. Junto al muro de la plaza del Santo Fulgor, semi trabada la lengua, en griego
improvisó un cantar: los huesos me duelen de melancolía, no de frío, he mutilado mi cabelle rapado mi cabeza, porque a este limbo, oh Persé no arriba la primavera, pero en mí renace la risa y la cabellera del amor.
Yo era un transeúnte sin gloria, semejante a un zaguán sin luces. Me consolé. Yo traía un resplandor, fabricado con ciencia y sueño, oculto en una con A todos por igual el destino nos arrastra -me dije un hombre flaco, con cara de quien acababa de ; de la horca-, a los mansos y los. coléricos, a los propietarios y los indigentes, a todos por igual. ¿Dónde están los que se creían, por la providenci; destinados a gobernar? Humo era el poder y disij Pompas de agua y jabón era la gloria, y deshiciér Avísales al Fakir y a los de su calaña -dijo Francc Villon- que en mis legados constan cálidas sopas pescado frito en aceite, y vino, para los días de invierno. «Y de una soga de dos metros sabrá mi cuello lo que mi culo pesa»
Luciérnagas y mariposas calavera circundaban en la medianoche insana, eran sílabas de una palabra desconocida que iba yo a inventar y pronunciar pero la voz con escalofrío de Gérard de Nerval me empanizó los labios. Palabras
existen de las que libremente puedes disponer -dijo el poeta, inasible como quimera- y si pronuncias aquélla, perturbas tú la armonía del mágico universo. Trazando en el aire signos, emigraron las mortales palomillas.
Llenos de fango, rotos mis zapatos, anduve descalzo.
Pensé en un Templo o en una Botella de Whisky. Ignoro por qué a la una de la madrugada estaba la basílica iluminada, abierta. De rodillas, oré: por qué permitiste que un rayo/ electrocutara el vuelo/ de mi nubil amiga/ por ella supe/ desde mi niñez/ que el amor es la agonía del deseo ¡Revívela oh Dios por estas lágrimas!...Y junto a un candelabro la ví toda vestida de blanco. Salió del templo. Yo, magnetizado, tras ella. El viento cumplía con su anhelo de peinar su cabellera. -Abajo de tu corazón, que ahora es un corral de cebras feroces, hay un manantial de aguas divinas, bébelas por mí, me dijo Silvia y con arrepentimiento y violencia arrojó, contra el muro, el veneno en la copa de cristal. Sonaron orquestas, claxons, las lágrimas ardían en mis ojos, era una noche lluviosa de diciembre, en Quito.
Sobre una piel negra de antílope
Retrotraigo la creación a cero
a la inmovilidad del verbo
a la dicha de no ser
Palpo un vestido de novia
sin cuerpo de novia adentro
la Nada es una desnudez imaginada:
muro a donde mis ideas van a lamentar
Sale una cuchilla de luz endurecida
que aquí y ahora roza
la yema del sosegado meñique
y la sangre gotea de verdad
Mundos que se abren mundos que se cierran
Acordeón incesante creador de galaxias
y de seres que danzan en las nubes
o sobre impalpables crisantemos
En la melodía busco el camino de los dioses
encuentro huellas que van al agua
rastros que vienen del cielo
y senderos que van al infinito dentro de mí
Qué busca el brazo mío que se estira
y en segundos recorre
millones de años luz a través del universo?
Soy yo acaso el camino de los dioses?
Soy el vacío que sopla su velamen de revelaciones en los océanos fortuitos de esta noche? Atónitas mis neuronas como piratas contemplan a mi esqueleto dormido al final del espejismo
Todo lo terrenal cae a la tierra Terrenal el manicomio donde se pudren seres cien veces más iluminados que mi pobre asno ciego que espera mirar el arcoiris. El crepúsculo de luz cobriza viaja en el tiempo al encuentro del primer instante en la aniebla
Hijo soy de la vía láctea y de mí mismo
y del orbe que nutre al animal laborioso
intuitivo reflexivo y atador
de magnéticas sílabas
Más allá de la lejanía en un punto matemático
a donde ni la luz ni el pensamiento llegan
allí está la fría reverberación
la mía la tuya la de todos los verbos
Mi espíritu está consigo a solas para siempre
en su extensión de clamorosas claridades
y mi ser terrenal transita del segundo al tercer milenio
en esta noche insondable insobornable
hoyo en el que cae mi solitario corazón
En la innumerable contabilidad de los cielos
ignoro si es púrpura mi cifra o si soy un cero que agrega nada más que sombra Mortal tiempo mío víveme en tu eterna ciencia borra mi forma bípeda erectil inconclusa pero conserva estas hilachas de la intuición Estoy a cien millones de años luz lejos de mí no palpita la sangre sólo el centelleo del verbo y la alegría total de amar en la Tierra
Gandul
Yo andaba insubordinado
anónimo, triste.
Como arcángel rufián
fumaba gratis y leía periódicos.
Los parques eran mi dormitorio
y -ahora que me acuerdo- era feliz.
Los asaltantes, las rameras,
los alcohólicos y yo
no necesitamos de la felicidad
para ser felices.
La muchacha de Vishnu
En su frente chorrea una estrella carmesí
va por nocturnas estenografías
como el pórtico del palacio arzobispal
repartiendo fundas can pan y mortadela
y a veces tragos de vino seco
Blanco vestido blanco velo
escucho tintinear una ajorca
bajo ese blando aro de seda
que a ratos el viento ovala
Entrega su ración a Diógenes que escribe
sus profecías sobre el advenimiento
del reino de los locos/ bajo esa mancha
de luz que proyecta el City Bank.
En la punta de un cordel ata la funda
para el hombre pájaro que habita en la enramada
de un árbol en el viejo parque.
La última con una flor de loto es para mí.
No sé si es discípulo de Krishna o llegó
a Quito de otro cosmos/ donde las flechas
no la hieren ni el dolor la quema/ lo cierto
es que mi occidental pensamiento
no logra descifrar su silabario.
Baja la tienda zulú
Cortarme puedo la oreja para tus hambrientos
gatitos, así de cruel y bondadoso soy,
igual que pirata malayo, para que tú,
princesa de las esmeraldas que se ocultan
me permitas entrar a tu húmedo africano trópico
a celebrar el ritual de los exterminios luminosos
Sin cámaras delatoras, lejos de la urbana tribu,
ocultaré mi ciencia en la curvatura de tu vientre.
Lleno da vacío como estoy, lleno de verdad, tú,
mi esbelta mitad egipcia, nacerás en mi vació.
Ensayaré mi magia zulú en tu nocturno firmamento
y los elementos de la tierra me lamerán como gatitos.
Igual que buscador de perlas en asiáticas aguas
bucearé desnudo en tu suave cabellera negra.
Eres río de tentaciones para cualquier Heráclito
aquí te toco sin tocarte marimba de seda y sangre.
Nunca vi a tus gatitos, pero creo en ellos
de la misma manera que creo en los ángeles.
Barajas y fierros
Furentes pasos asoman en el tarot
una fuerza extraña me arrastra
hasta la casa de Sabina. La noche
fosforece entre los rieles
y las ruedas del tren. Con su media
luna de estaño en el ombligo
una mulata felina deambula
por el malecón. Sufren letales
los homicidas y entumecidos
se aproximan a la tibieza de la sangre
y luzbelizan su arte en despoblado
Sabina se ha ido en un caballo
blanco con alas. Su ausencia
es un payaso triste gimiendo
en media calle. Mi dolor
es quejumbre de latas y fierros
que cruzan la ciudad de sur a norte
¡Dios mío, qué pocas horas
tiene el día y tanto que vivir!
Iluminaciones
Perseguirla
es pretender cazar la luz de Zimbawe
o cazar el viento en las nieves del Himalaya
Podría yo amar
a un nido de serpientes
en un relicto de bambúes
pero a ella no
Comería sin temor
flores de Nepal
hongos venenosos de Bengala
pero enamorarme
de ella
no
No obstante, observaría
el gas tóxico de las esfinges
mis huesos entregaría a las pirañas
por mirar oh pasión humana
su cuerpo desnudo de mujer negra
bello como diamante negro
del Indostán
Y semejante
a los mineros de Nambija
lamería la piedra de este mundo
le ofrendaría todo mi oro
y la gloria celestial
pero a ella no volvería jamás
Sandunga
Para qué me quieres querida tumba
para qué me quieres querida tonta
sabes bien
que no celebraré bodas contigo
Búscate un galán de Beverly Hills
con él diviértete disfruta de tu sol
en julio agosto septiembre
y a mi déjame bailar calandria
con los seres imaginarios que me
aman con su azafrán de primavera
No me llames por teléfono
con robotizada voz contestaré
el número que marcó no existe
consulte la guía de la ciudad
pero en ninguna guía de ninguna
ciudad encontrarás mi nombre
En el alba te cierras querida tumba
en el ocaso te abres querida tonta
Hagamos un pacto Pelada hagamos un pacto
yo me olvido de tí y tú me olvidas a mí.
Antes del nirvana
En la próxima reencarnación
Tú serás una elefanta feliz
yo un perrito blanco con pedigrí
me ceñirás a veces con tu trompa
yo alzaré la pata te orinaré de amor
Encuentros en el limbo
La noche que estuve en el Purgatorio se rompió el último cántaro del diluvio. A mí me atormentaba un terrenal agujero en la suela del zapato. Nómada yo en aquel entonces, indagaba por Silvia, mi novia niña. Vagaba por la fábula una pareja de fantasmas helados.
Entre los tristes árboles de las molucas que en la noche florecen, se veían dispersas lámparas eléctricas Ambiguas formas encorvadas con pelos, salían, entraban en iglesias barrocas, cafeterías, lupanares. La penumbra como una telaraña todo lo recubría. El Corazón del Purgatorio era una metáfora que se iluminaba en la plaza de Santa Sábadha.
De súbito bajo el Arco de la Rosa Roja vi a Diógenes, el profeta impío, mojada la pavesa de su lámpara, mendigar un fósforo y bociferar su verdad: el Rey Alejandro nos roba el sol y la sal; el hombre es una obra imperfecta, espantosa, con ese monstruito narciso y vicioso como un rey procrea los hijos y con su único ojo de cíclope llora de espaldas. Vi sus ojos cálidos, pero
atormentados por la ciencia de ver la lejanía.
En ese mitin estaba cuando de improviso asomó el viejo Heráclito castañeteando de frío. Con papiros calendarios catecismos inventó en el portal una fogata y repetía que el mundo no es creatura de ningún dios: es fuego que se despierta y duerme conforme a leyes! Salió a la intemperie, la corriente hacía trastrabillar sus piernas, y él clamaba: nadie desvirga dos veces a la bárbara doncella, nadie se ahoga dos veces en la ceniza del mismo río!
Yo creo que el pretérito ocurre en el porvenir. La misma lluvia cae en todos los siglos. Todos los diluvios tienen su ave blanca, su arrecife. Desde el fondo del aguacero me llegó una paloma desencarnada: el misterio que me va a venir. La única flor amarilla que espero, caída del sueño. Entré en una zapatería alumbrada por un quinqué, saludé con anónimos fumadores de opio, y salí. Me gusta filosofar bajo la lluvia, caminando.
Con esa arrogancia de nube lesbiana, ceñida una corona de flores de azafrán, una verde túnica más verde que la hierba, colgante del cuello una luna de hojalata, Safo apareció. Junto al muro de la plaza del Santo Fulgor, semi trabada la lengua, en griego
improvisó un cantar: los huesos me duelen de melancolía, no de frío, he mutilado mi cabelle rapado mi cabeza, porque a este limbo, oh Persé no arriba la primavera, pero en mí renace la risa y la cabellera del amor.
Yo era un transeúnte sin gloria, semejante a un zaguán sin luces. Me consolé. Yo traía un resplandor, fabricado con ciencia y sueño, oculto en una con A todos por igual el destino nos arrastra -me dije un hombre flaco, con cara de quien acababa de ; de la horca-, a los mansos y los. coléricos, a los propietarios y los indigentes, a todos por igual. ¿Dónde están los que se creían, por la providenci; destinados a gobernar? Humo era el poder y disij Pompas de agua y jabón era la gloria, y deshiciér Avísales al Fakir y a los de su calaña -dijo Francc Villon- que en mis legados constan cálidas sopas pescado frito en aceite, y vino, para los días de invierno. «Y de una soga de dos metros sabrá mi cuello lo que mi culo pesa»
Luciérnagas y mariposas calavera circundaban en la medianoche insana, eran sílabas de una palabra desconocida que iba yo a inventar y pronunciar pero la voz con escalofrío de Gérard de Nerval me empanizó los labios. Palabras
existen de las que libremente puedes disponer -dijo el poeta, inasible como quimera- y si pronuncias aquélla, perturbas tú la armonía del mágico universo. Trazando en el aire signos, emigraron las mortales palomillas.
Llenos de fango, rotos mis zapatos, anduve descalzo.
Pensé en un Templo o en una Botella de Whisky. Ignoro por qué a la una de la madrugada estaba la basílica iluminada, abierta. De rodillas, oré: por qué permitiste que un rayo/ electrocutara el vuelo/ de mi nubil amiga/ por ella supe/ desde mi niñez/ que el amor es la agonía del deseo ¡Revívela oh Dios por estas lágrimas!...Y junto a un candelabro la ví toda vestida de blanco. Salió del templo. Yo, magnetizado, tras ella. El viento cumplía con su anhelo de peinar su cabellera. -Abajo de tu corazón, que ahora es un corral de cebras feroces, hay un manantial de aguas divinas, bébelas por mí, me dijo Silvia y con arrepentimiento y violencia arrojó, contra el muro, el veneno en la copa de cristal. Sonaron orquestas, claxons, las lágrimas ardían en mis ojos, era una noche lluviosa de diciembre, en Quito.
Sobre una piel negra de antílope
Retrotraigo la creación a cero
a la inmovilidad del verbo
a la dicha de no ser
Palpo un vestido de novia
sin cuerpo de novia adentro
la Nada es una desnudez imaginada:
muro a donde mis ideas van a lamentar
Sale una cuchilla de luz endurecida
que aquí y ahora roza
la yema del sosegado meñique
y la sangre gotea de verdad
Mundos que se abren mundos que se cierran
Acordeón incesante creador de galaxias
y de seres que danzan en las nubes
o sobre impalpables crisantemos
En la melodía busco el camino de los dioses
encuentro huellas que van al agua
rastros que vienen del cielo
y senderos que van al infinito dentro de mí
Qué busca el brazo mío que se estira
y en segundos recorre
millones de años luz a través del universo?
Soy yo acaso el camino de los dioses?
Soy el vacío que sopla su velamen de revelaciones en los océanos fortuitos de esta noche? Atónitas mis neuronas como piratas contemplan a mi esqueleto dormido al final del espejismo
Todo lo terrenal cae a la tierra Terrenal el manicomio donde se pudren seres cien veces más iluminados que mi pobre asno ciego que espera mirar el arcoiris. El crepúsculo de luz cobriza viaja en el tiempo al encuentro del primer instante en la aniebla
Hijo soy de la vía láctea y de mí mismo
y del orbe que nutre al animal laborioso
intuitivo reflexivo y atador
de magnéticas sílabas
Más allá de la lejanía en un punto matemático
a donde ni la luz ni el pensamiento llegan
allí está la fría reverberación
la mía la tuya la de todos los verbos
Mi espíritu está consigo a solas para siempre
en su extensión de clamorosas claridades
y mi ser terrenal transita del segundo al tercer milenio
en esta noche insondable insobornable
hoyo en el que cae mi solitario corazón
En la innumerable contabilidad de los cielos
ignoro si es púrpura mi cifra o si soy un cero que agrega nada más que sombra Mortal tiempo mío víveme en tu eterna ciencia borra mi forma bípeda erectil inconclusa pero conserva estas hilachas de la intuición Estoy a cien millones de años luz lejos de mí no palpita la sangre sólo el centelleo del verbo y la alegría total de amar en la Tierra
En la mente infinita del Todo que es Nada
soy apenas hueso soledad mente viviente
Veo lo invisible y no entiendo lo visible
puntos líneas palabras cuerpo de quimera
Esta visión ululante es pompa de jabón
dentro de otra y otra y otra
hasta el reino vacío del Absoluto
a donde nunca la imaginación alcanza
¡Oh pavorosa ciencia mía a expensas de la Nada!
soy apenas hueso soledad mente viviente
Veo lo invisible y no entiendo lo visible
puntos líneas palabras cuerpo de quimera
Esta visión ululante es pompa de jabón
dentro de otra y otra y otra
hasta el reino vacío del Absoluto
a donde nunca la imaginación alcanza
¡Oh pavorosa ciencia mía a expensas de la Nada!
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