lunes, 22 de octubre de 2007

RUBÉN MOLINA

Gabriel Cisneros
poesialas@hotmail.com

La noche de por si es una maldición, un espacio oscuro del tiempo donde los demonios más inimaginables tocan el espejo y escapan amorfos sin rencores ni tapujos a repintar las cosas con el pecado lujurioso de su nombre, con la anarquía diabólica de sus rictus Estos son los hijos nocturnos de Rubén Molina, hechos piel en la palabra, teñiendo la vida de metáforas. Si no escapas y te refugias de estos versos y cuentos puedes caer en el abismo de pensar diferente y ser verdaderamente libre.



Se murió la Jacinta!!
Su vida se largó por el fregadero
No hay caja tan ancha
Para alma tan limpia
Ni tierra tan pura
Para flor tan perfecta



CUANDO YO MUERA

Cuando yo muera
Me abrazare a mi sombra
Me beberé de un sorbo la tierra
Y dejare
El ultimo latido
Sembrado entre la hierba

Cuando yo muera
Moriré contigo
Y finalmente dejare que te marches
Al olvido

Cuando yo muera
No escucharas mi grito de agonía
Me moriré solo
Así como vine al mundo
Sin un recuerdo que me atraviese el alma
Y confesándole mis pecados a la vida.
No me importara entonces
Haber nacido ángel o demonio
Ni haber bebido el néctar de mil pubis
Me iré libre
Y volveré
Al santuario donde un día
Apresuradamente vine a la vida
Y en este inmenso circulo
Regresare al principio
Mientras busco nuevamente
Nacer de los brazos de un niño


LA NOCHE DE SANTA MINA

Te escucho en el silencio de la noche
En tu rostro de ocarina
En tu caminar de gacela
Y en el bolero de la esquina
Eres mil pompas de jabón
Que nacen y mueren
En el mismo instante.

Por ti perdí el camino al vacío
La noche de hogueras
El llanto y las metas.

También se quedaron contigo
Las auroras más queridas,
Los cantos de mis cigarras madrugadoras,
Las guitarras,
Y algunos de mis pinceles con alas.

Te escucho dentro,
Muy dentro de mi pecho
Allí, donde se revelan mis poemas

UMBRAL



Alguien me arrastro
Hacia este laberinto de piratas
Y me dejo sentado
Inconsciente, desnudo y amnésico
En el umbral del ombligo
De mi madre
El ángel de la imaginación
Hizo descubrir el sendero
Y los calvos emisarios del desvelo
Me mantuvieron firme
Ante el desfile de los muertos
Vine a redimir a las putas
A dar abrigo a los desamparados
A pintar el color de mis desvelos
A escribir versos callejeros
A soñar cualquier sueño de poetas
A mantener la vida quieta
Vine de soñar un sueño
Y despierto en otro de igual sendero
Vine a ver fantasmas
Deslizándose entre las puertas
Y a vos dudosa calavera
Cazarme
Cuando despierta la aurora

SOLILOQUIO GAY

Apagó repentinamente el candil,
Se ajustó el brassiere y se contempló en el espejo.

Eran bellos sus senos.
Acomódese el mechón desplomado en su frente
Y borró de la comisura de sus labios el desliz de un carmín Inquieto.

Se balanceó en sus tacos
Y extendió los brazos como si fueran alas

Sonrió discretamente con la picardía de saberse bella, por un día siquiera.
Se colocó la ropa como un sereno maniquí y se ajusto el ligero, después como último tono se miro al espejo.
Sus tobillos delgados
Los muslos carnosos
Y esa pequeña panty
Comprada en un momento de gloria.

Y otra vez esa maldita molestia
Que tantas desventuras logro darle
Cuando se escapaba de entre las piernas.
Así, se sienta en su auto,
Enciende un cigarro.
Esta noche hay luna llena


Canta Pepe Quevedo
Me asusta tu rostro reflejado
En mi espejo
Vieja polilla de la realidad tirana
Como nosotros nadie!
Gerenciales delincuentes
Mitad sabiduría
Mitad conciencia callejera

Dime viejo poeta
Sabidillo dios me guarde
Y todavía sigues muriendo
¿Entre preguntas y admiración!!
Algún día relatare tu epitafio y diré por ejemplo
Que envejeciste en el instante
de tu nacimiento,
pájaro genial de los contrastes.
Déjame mirarme en tu silencio
Monstruo vital
Carita de payaso
Así que canta Pepe Quevedo
Canta
Que al final cuando estas ebrio
Siempre cantas
QUIEN

Quien sabrá de mi esperanza
Quien dirá para entonces
Que tuve entre los sueños
Miradas azules.
Que amé como la brisa del viento
Y te cubrí con mis brazos de lluvia.
Que parí hijos, di versos,
y proclame bajo el sol
la palabra, para convertirme
en una estatua de sal
con una placa que
recuerda mis nostalgias.

Por que esta soledad ingrata?

Acaso el amor se muere cuando nace,
O es que acaso mi suicidio se adelantó
A mi nacimiento

Por que no puedo despellejarme
Para que veas mi hermosura.

Ni comprarme una caricia en la esquina
para ser el mercader de una raza baldía.

No quiero tratar con blancas, ni negras
Tampoco con algo que tenga sabor
A amargura.
Yo vivo aquí
en la misma esquina
con los viejos vicios
y mí ahogada poesía.

Cada tarde vuelvo a casa,
cuando encuentro el camino.
A mirar la misma desidia
y mi amor que se muere

Por que cada ves
Es…….. Más frió

CONFESIONES

Señor,
Confieso que he trasnochado
entre sombras y cordeles,
Que asfixié a mi niño
antes de que llegue la luna nueva
Y que recorrí el cementerio de mis horas
ausente de penas y silencios.

Acaso en mis años mozos
pensé en las libertades verdaderas.

Mas supe que no tuve madre
sino que me parió el viento,

Que un ángel disidente
me trajo los pinceles,
y una hechicera desnuda y prostituta
me tallo los versos.

Señor, confieso que no cargo
culpa alguna, que me perdoné
en el instante en que cometí mi falta
que siempre era menor a mí condena.

Ahora señor,
Solitario como siempre,
Con la misma herida
con las que trajiné por mis anhelos.

Miro atrás,
hacia mis huellas.

Como prologo, me borraste las fronteras

Por eso,
Con las palabras del sentenciado
vuelvo libre a la penumbra
donde tú,
jamás estás de duelo.

LA SALA TRES.

Atrapado,
burbujeante como un volcán en celo,
Se fuma los minutos con ansias
y se muerde los desvelos.

Le hace falta una hembra
que le masculle profecías de ternura.

Y cuando recorre los fantasmas de los muros,
Le salen al encuentro ojos de perro.

Los días son ese lento trajinar
de gritos, desconsuelos,
brillos felinos de hachas y
masturbadas lentas
bajo la interminable espera.

Lo olvidaron allá fuera y
un leguleyo le absorbió
hasta el cerebro.

Su compañera se marchó
buscando agua, para que germine el suelo.

Solo la oscuridad lo toca
Y él, inventa el vuelo

MADAME CHIMBORAZO


Déjame abrazarte madame Chimborazo,

Trepar despacio por tus garras de hielo
Y ascender despacio
Por tus torneadas espigas.

Abrazarme en la madrugada de tu vientre
mientras un cóndor solitario
revolotea como mudo testigo
de mi proeza castaña

Déjame volver al nido
Y agregar por un instante
el silencio del rocío.

Dormitar donde crecen las serpientes
las águilas y los ciervos
para seguir avanzando
hacia la cima de tus senos…

Y que me bautice entonces
el primer rayo de solque trae presuroso la primavera

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