jueves, 25 de octubre de 2007

PABLO YÉPEZ MALDONADO

Ibarra, 1958

Miembro fundador del Taller de literatura Matapiojo en los años 80; en la actualidad forma parte del equipo de investigación y redacción de la Revista Espacios y es miembro del Grupo editorial K-Oz. Ha coordinado varios talleres de creación literaria.

Obra literaria

“Con las manos en los bolsillos, poesía, 1989, “Deseábulos”, libro colectivo, 1992, “Reconstrucción metálica”, poesía, 1995, “Toca piano duende de la magia”, poesía, 1996, “La alcoba de los patojos”, novela, 2001

Premios

Primer premio en la Trienal de poesía “César Dávila Andrade”, 1993 con “Reconstrucción metálica”, Segundo premio en la Bienal de Novela, 1993, con “La alcoba de los patojos”

Comentarios:

NUEVO REALISMO ECUATORIANO

Miguel Donoso Pareja

“La alcoba de los patojos, de Pablo Yépez Maldonado (Ibarra, 1958), es otra novela del estribo, es decir de las últimas de esta puesta al día transitoria. Fue segunda de la bienal del género en 1993 (ha tardado ocho años en publicarse, lo que habla de lo ‘estimulante’ que es escribir en nuestro medio), después de Y no abras la ventana todavía, de Sonia Manzano, certamen de cuyo jurado fueron parte dos escritores de la más profesionales y calificados, Salvador Garmendia y José Balza, ambos venezolanos.

Su autor logra darnos en ella una reflexión profunda –no exenta de un humor ácido que se burla de todo (‘menos del hombre’ aclara el personaje protagónico)- sobre el amor y la sexualidad (tal vez obsesiva y repetitiva esta línea de su estructura temática, lo que atenta contra los bellos acercamientos a lo erótico que contiene la historia), la literatura, la militancia, el país (de los patojos), la frustración, la soledad, la vida literaria y artística de los años 80, le mediocridad, la proliferación de los talleres y grupos literarios, las privatizaciones (van a privatizar hasta las bibliotecas públicas), el partido, la desolación de la izquierda tras la caída del mundo del Este, la Historia, la Independencia (Quito, Luz de América ‘antes de que se inventara la electricidad’), el desconcierto, y el pobre Sucre ‘más devaluado y empolvado que el realismo socialista, esperando que lo eleven a mariscal de las monedas, a dólar por lo menos, para alabanza y gloria de su nombre y de los banqueros’. A pesar de tratar estos temas, La alcoba de los patojos no cae en lo panfletario, ni siquiera en lo declamatorio, de lo que se salva por el humor y el recurso de colocar las partes discursivas como notas de pie de página.

A más de todo esto, puede leerse chismográficamente: hay personajes reconocibles, lo que podría aumentar su localismo, por un lado, y el interés de los lectores parroquiales, por el otro. Sin embargo, y esto es bueno porque la salva del folklore local, la novela se lee muy bien sin necesidad de las identificaciones.”


RECONSTRUCCIÓN METÁLICA

Para quienes creían que una poética del desencanto vendría a instaurarse en el país, este libro convoca a una reconstrucción metálica del oficio del poeta. Poesía demoledora; poesía meta-social; poesía militante con la vida (no necesariamente con la política), en donde la ironía, la crítica corrosiva, contra lo inhumano del mundo contemporáneo, configuran un texto creativo, lleno de ritmo, intensidad y fuerza.

Un lenguaje accionado por la catapulta intuitiva y sensible del poeta comprometido con su oficio. Más solidaridad, más compromiso poético con las pequeñas revoluciones cotidianas, nos demanda Pablo Yépez Maldonado, una de las voces más originales de la lírica actual en el Ecuador, en este poemario que obtuvo el Primer Premio en la Trienal de Poesía de Cuenca, en 1993.


Un texto


TOCA PIANO
DUENDE DE LA MAGIA

Pablo Yépez Maldonado


Estas ganas de sentirme tierra húmero
o corazón pentafónico
de ponerme zapatos para repasar mis dudas
desayunar la gravedad de mis escritos
o satisfacer con el índice
la necesidad de airear mi esternón
y mis costillas
subir a los buses
y servirme un gran poema de vallejo
guardarlo debajo de mi seriedad postiza
y secretamente humedecer mi miopía
caminar con la ternura sobre urnas y ceniceros
comprar una lámpara el aceite
y depositar su llama en el vértice de mis dos brazos
expropiar un cuento a los propietarios de la tristeza
y la caspa
y el silencio que adormece sus cerebros
fumar el último cigarrillo apretando tus manos
descoser el peldaño
que me hace dirigente de pulgas y sueños terrenales
material para encofrar el cielo
gusano y fumigador de estrellas


soy una araña balanceándose en el invisible hilo
que separa y suelda
lo
re
vo
lu
cionario
ac
re
lo
porque bien puede gloriarse
este revólver en puntillas
de entorpecer las relaciones humanas
o los contactos con los otros espacios
o las penas con las cuales juego en mis versos
o las críticas que aplico con todo celo
a mis flacos personajes


el individuo que se queda banca o principio o dogma
el espacio que es repetición y repartición
los sueños que son canas y más trabajo
el inicio una tarde la cama el beso y vos pedazo de ilusión
o cortecadete
o la sotana y sus asfaltos
la lavandera y sus tres aguas
la masa de juguete para estructurar teoría rompope
o ensayo
el sudor que por el miedo me descubre enfermo y paralizado
la muerte que me rodea como un viejo amigo
la risa el polvo la pequeña gana de ser escritor
con teléfono en los despachos del partido
comité pro
comité para
comité cuando
comité ahora
ahora cuando los rastros de los bombarderos están a veinte yardas tierra
cuando la huella es una diáspora caminando de espaldas para creer que regresa
un niño con diez frios círculos desubicándose en el dato
a la carga
dónde y porqué
dónde se esconde la palanca para derribar el tiempo
o los esquemas dónde el borrador para temer la vida y sus sensuales huesos
dónde la escoba para derretir el cometa que nos dejó estáticos
dónde la luna con sus enormes gafas azules para almorzar la fe
donde vos y tus enormes ojos verdes para desanudar la inercia
dónde yo y mis terrenales ganas de morir haciendo lo justo
o lo preciso o lo generoso o lo que se acostumbra en estos casos
y qué de mi miedo a quedarme solo y sin voz
y sin vos
dónde el panorama y su cementerio
el espejo que pueda reflejarme en el reverso del universo
dónde la razón para desordenar el pequeño ciclo que
conduce a la nada
la perinola que navega en los charcos para destemplar el frio
dónde la raya los billusos
la prima desafiando la curiosidad
dónde comienza el mito y sus ganas de animarlo todo
dónde mi imaginación y la angustia
el cerco con el cual se juega en la concha enorme del deseo
el vidrio y la sábana con que cobijé mis ganas de cambiar
o la mordaza para los gritos de los muertos dónde
la humanidad que pulula en los barrios pobres
y la necesidad del silencio
o la criminal acción del cuchillo atravesando la garganta y
sus vocales
o la prostituta y su vagina cargando todos los pecados del mundo
dónde la ternura del intelectual que cubre su pobreza
con el harapo de teorías peregrinas
dónde la mano que destruya
que nos ponga a producir la historia con otra servilleta


toca piano
partido de la imaginación
amor escrito en los ásperos molinos del tiempo
toca piano duende de la magia.

POEMA CON DOS PUNTAS DE UNA ESTRELLA


Por vos
llegué a esto
tambaleándome por los tensos andamios del cosmos
vestido con luces del costillar humano
con tímpanos de lo efímero
como la muerte
por vos
encontré la cicatriz que se forma en el viento
y su signo
la luna de neón
y la mujer de sonido metálico
la estrecha sonrisa del horizonte
-imágenes encontradas al azar
en una funda de trapos viejos-
lo hermoso de una botella
incendiaria
las desiguales formas con las que golpea el agua
en las telas extendidas de la imaginación
las luces
y los inviernos de papel
los éxodos voluntarios
la oportunidad de estar vivos
y con ojos como reos de culpabilidad
por la tierna fuerza que se refugia
a la izquierda del corazón
por los márgenes clausurados
por la rutina que se descorcha cuando apareces
y de la nada fabricas
lo helechos emplumados para el amor
por la curva demasiado pronunciada
de la noche
o el estigma de la angustia
en nuestros pechos
por la lucha que damos
al ritmo
de estos espumosos
cuerpos.


de RECONSTRUCCIÓN METÁLICA, 1.995

NATURALEZA MUERTA

Vuela embrión de caracol
vuela debajo de la axila de cristal
incrústate crustáceo en el ombligo molido
corcovea como golpe astral
vuela para aprisionar el cielo
vuela con la rabia diluida
con la tenacidad del árbol que cae permanentemente

Hay una historia trabada en las bisagras
en las coyunturas óseas de la memoria
el corazón bate e hincha los canales
la sombra se desliza del personaje
corazón maldito y gitanero
corazón bimotor cuasi hidráulico
muere el cuerpo y rebrota el tiempo
ah manecilla terca que va cobrando sueños
muere ventilador rojo y plúmbeo
con el carbón atado al fuego y sus cenizas
un gato ha comido tus sombras con gran apetito
no hay ejercicio capaz de reptar
de arañar la tierra como la serpiente
con el sueño exorbitante de los poros
de los elegidos
dos axilas se mezclan con lubricidad
cartón cromado
alma trepadora
rojo reloj entorchado en marcas y figuras
pared entera para fabricar muertos y graffitis
si no escapo de la aldea
me comeré sus calles sus cloacas y sus putas
digeriré sus grandes edificios empotrados en el cielo
sus relampagueantes historias de héroes y manos partidas
de columpios sin bancos argollas o cadenas
que los anclen en el viento
si no huyo dibujaré mis pies en el asfalto
descolgaré sus campanas ciegas
para que se desplacen en las ondas magnéticas
de las radios
si no logro escapar derretiré al sol en una sartén
para freír mi ansia mi locura
mi deseo reprimido por tanto bus por tanto silencio
descubriré que la muerte es el lado más humano de la vida
la vida un pasatiempo certero para endulzar el tiempo
el tiempo un hueco en la razón
la razón un abecedario desteñido en la cabeza
la cabeza un artículo de lujo en una biblioteca
la biblioteca un arsenal de palabras para habitar la tierra
la tierra una malla metálica para biodegradar las células
las células muertas de hambre
las células catafalcos vacíos de vidrio y luz
y movimiento en círculo en el mismo terreno
en la misma y llana posición de desposeído
de nihilista a tiempo completo
a través de escenarios y lugares serios
a través de la muerte como posición histriónica
como reflujo
de las mismas voces porque después de todo
la vida es una puesta en escena
de los inventarios de huesos
de los litros de plasma
de los archivos de neuronas
de los viejos y desgarbados sueños
de los mismos y entumecidos poros
que me hicieron volar al principio
de esta naturaleza muerta.

VER SI ON


Por un absoluto y extraño poder
el agua se desliza y las piedras
quedan como su vestigio y su rastro
el viento se convierte en sonido maderable
mientras las hormigas impulsan la tierra
con su paso permanente
los huesos sirven para cercar
los sueños
las cigarras desgarran la luna
en mil pedazos
y hacen crecer la lluvia y la magia
los oídos calculan la humedad
y se mueven asustados de tanta quietud
el tiempo no existe
más
que en círculos vegetales
y el sol evapora capas
descascarando la piel de estos poemas
hay una extraña sombra
que se acuesta y resbala
hay una convulsión gitana de colores
que se posa
sobre pequeñas estrellas de cristal
hay vidrios iridiscentes que reflejan
a la noche como una enagua de monja misionera
y su olor se extiende sobre la hierba
y enerva y encabrita
e impulsa a los hombres
a construir palacios de cristal con hojas secas
y sus hijos maman
melones lechosos y brillantes
apretando sus piernas en las caderas
bejucosas
de sus madres
hay un tiempo que se extrae de las plantas
y dimensiona pasados
y proyecta miedos
y lanza sus saetas de algodón vegetal
para herir de muerte a un avión
de colores
que se posó sobre una rama
y enormes dientes trituran lodazales
en búsqueda de la carne y
árboles gigantescos con cimientos superficiales
y ríos que matan la sed y las hojas
que cubren como parasoles y la muerte
que extraña de tanta vida
se despierta en cada ojo alucinado
los sonidos se columpian en su fábrica verde
los chinicuros
las cocuyas
las huanganas y sajinos
copulan en esa alfombra verde
tejida hace diez mil ceros
debajo de cada piedra un espíritu
en cada raíz habita su causa
en cada carnada está su presa
debajo del sol está la sombra
en cada gota de agua viene su brisa
su vapor y su semilla
su proporción de algas aluviales
su porción de hielo y su roca
en cada paso está demarcado su planta
su pie y su esfuerzo
su estructura calcinada en las microondas
cósmicas
cada rama tiene su poblador y su reverso
cada habitante su destino y su incierto
la hoja de papel escrita por los ríos
cada fuego que se extingue
su urna cineraria
su pasado
cada vulva su olor y su visitante
cada tiempo su estación y su insecto
cada vuelo tiene su dueño y pretexto
cada palabra su límite y fantasía
la perfecta estructura de lo que aún no es
y su ciclo
y el fonema que lo designa
es una contingencia
y su juego aleatorio
cada quien posee su mundo
y su nada
su vida.

Tena, octubre, 1992


RUTINA URBANA II


Tus sueños y los míos hace tiempo que duermen juntos
se conocieron una tarde violeta y fría
en la ruleta del azar y sobre la sábana de césped
tu cuerpo y el mío ya no recorren
los andamios falsos de esta ciudad atormentada
sus falos de vidrio y aluminio
construidos para poseer al viento a dios y a la luz
tus pies se dirigen hacia las esquinas más iluminadas
los míos buscan los charcos y las rockolas
de esta ciudad extraña
mezcla apurada de barro hormigón armado y tejas españolas.

Nuevamente tendremos que recoger la cal de nuestros sueños
inventarnos nuevos graffitis para pintarlos
en las destar­taladas sábanas del deseo
reconstruiremos paso a paso los mismos errores
con distintos per­sonajes
haremos esfuerzos para desalojar promesas
metas no cumplidas facturas amarillentas
desayunos fríos de tanto alzar la voz
desnudaremos nuevas escenas con los mismos cansados cuerpos
y pediremos un antojo bajo la luz de leche de la luna
para creer que hemos vuelto a renacer
pero nunca más nos crecerán las alas
ni se nos caerán los dientes
solo la rutina pasa a sus anchas en esta casa
donde los rincones tienen sus secretas historias
y los calcetines ya saben por dónde caminar
para que no crujan las tablas
ni se rompan los cristales
de esta casa
que nunca fue nuestra.

Tus sueños y los míos
despiertan en la misma almohada
y caminan con muletas por distintas calles.


MUERTE EN EL PAPEL
DE LOS DESEOS



Muerte blanca de papel
muerte tornasol y azucarada
muerte encaramada en los andamios
y recubierta por un cielo gris pastel
bajo la manga de los fotógrafos
en el balance de los economistas
sobre el conventillo de los desocupados
y a la esquina de la misma historia
muerte de paletó y corbata negra
muerte alucinante como la sangre de los guillotinados
muerte de cal y maleficio
de primera plana y sonrisa congelada
muerte del reloj atrapado en el concreto
y -la posibilidad de soñar-
muerta también
muerte de los sonidos en los subterráneos
en los trípodes de los muralistas de fachadas
muerte en la garganta que no replica
ni define al mar porque no conoce su sentido
muerte en martes por qué no
o en julio
-bonito mes-
para un entierro
muerte en silencio y apoplejía
de cadáveres con ritmo en los videos
que los vuelve tangibles
en las portadas.

La muerte
en su democracia divina y engominada
posa su pie sobre la historia
a pesar de
la sal de los espantos
el vino de las cofradías
el sudor de las vírgenes
el placer de los epicúreos
el juego alado de los niños
y la sangre fría de los cirujanos.

Los días no terminan de acostumbrarse
a mi garganta
ni a tu sexo
ni a tus senos
en este hueco para la ternura y su presagio
para el contagio y su estampida
sus falsas expectativas
yo sé
con certeza que la muerte
anda con zancos en esta cama
y en la de cualquier mortal
que pinte el placer
como un poseso.

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